Tomás Eloy Martínez: “El periodismo es un acto de servicio”

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Uno de los periodistas que más despierta mi curiosidad es Tomás Eloy Martínez, porque en sus palabras percibo un profundo conocimiento sobre el oficio, una manera de ejercer esta profesión desde la ética y la responsabilidad, pensando en el deber ser de los medios de comunicación, la veracidad de la información y el servicio que presta a la sociedad.

“El periodismo no tiene sino dos formas que cuidar: la de su herramienta -el lenguaje- y la de su ética.”

Por esta razón, escribo este artículo para acercarme un poco más a la vida y obra de Tomás Eloy Martínez, descubrir las motivaciones que lo llevaron a recorrer este camino, que no es sencillo, porque exige un gran compromiso, en otras palabras, una gran vocación.

Así pues, comencemos juntos este viaje por la historia de este interesante personaje, del cual, muy seguramente todavía nos quedan muchas cosas por descubrir y aprender.

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Tomás Eloy Martínez y la literatura: el comienzo de una aventura

El periodista Tomás Eloy Martínez nació en Tucumán, una provincia ubicada al noreste de Argentina, el 16 de julio de 1934. Un lugar muy concurrido por la acogida que brindan sus espacios y la admiración que inspira la belleza de su arquitectura, con un estilo art déco que viste la catedral neoclásica y la Casa de Gobierno.

Y fue en esta provincia de sobresalientes catedrales e iglesias, de amplias plazas, parques y calles, que el joven aspirante a escritor creció para luego estudiar Literatura Española y Latinoamericana en la Universidad Nacional de Tucumán.

Después de obtener su título profesional, Eloy Martínez viaja a Francia para realizar una Maestría en Literatura en la Universidad de París VII. Estos estudios contribuyeron en su ejercicio como crítico de cine para el diario La Nación, un campo profesional en el cual se consolidó, convirtiéndose en uno de los críticos cinematográficos más destacados de Argentina. Está dedicada tarea lo llevó a publicar un ensayo llamado: Estructuras del cine argentino en 1961.

El redactor, editor y director, así era Tomás Eloy Martínez

Por otro lado, trabajó como jefe de redacción para el semanario Primera Plana hasta 1969. Más tarde, en 1970 se vinculó como corresponsal de la editorial Abril en Europa, la cual estaba ubicada en París.

Luego, pasó hacer director del semanario Panorama y del suplemento cultural del diario La Opinión hasta el año 1975 en que se vio obligado a exiliarse en Caracas, Venezuela, para librarse de las amenazas de la Triple A, es decir, la alianza militar franco-rusa, la cual se oponía a los intereses coloniales británicos con el fin de proteger el sistema económico, financiero y militar.

“De todas las vocaciones del hombre, el periodismo es aquella en la que hay menos lugar para las verdades absolutas. La llama sagrada del periodismo es la duda, la verificación de los datos, la interrogación constante. Allí donde los documentos parecen instalar una certeza, el periodismo instala siempre una pregunta. Preguntar, indagar, conocer, dudar, confirmar cien veces antes de informar: esos son los verbos capitales de la profesión más arriesgada y más apasionante del mundo”. Eloy Martínez.

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Foto tomada del eltiempo.com

Ya en Venezuela, Tomás Eloy Martínez, continuó ejerciendo el periodismo, esta vez como editor del Papel Literario, una publicación del diario El Nacional y, al mismo tiempo, como asesor en la dirección para este mismo periódico. Con su decidida vocación y apasionada búsqueda de la información, Eloy Martínez se animó a fundar El Diario de Caracas, un medio de comunicación para el cual trabajó como director de redacción.

Posteriormente, en 1991, Tomás Eloy Martínez colaboró en la elaboración del diario Siglo 21 de Guadalajara, en México; un periódico que circuló en ese país por siete años, hasta que finalmente desapareció en diciembre de 1998.

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Del periodismo a la narrativa

La primera novela de Eloy Martínez, se tituló Sagrado y se publicó en 1969, con esta obra de ficción, el hombre que hasta el momento ejercía como periodista emprendía una nueva etapa en su carrera como escritor, algo que pareció empezar muy bien, porque contó con el apoyo incondicional y entusiasta de Gabriel García Márquez.

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Foto tomada del El País de Cali

Sin embargo, Tomás Eloy Martínez retomando su pasión periodística, continúo su búsqueda narrativa esta vez hallando posibilidades expresivas en otros géneros, en este caso en la crónica, La pasión según Trelew, publicada en 1974 y en una selección de reportajes que se encuentran condensados en un Lugar común la muerte de 1979. La segunda obra de ficción que publicó fue La mano del amo en 1991.

Aunque, Eloy Martínez ya venía trabajando entre la historia y la ficción; gracias a esta combinación creativa es que el autor logra lo mejor de su producción literaria con libros que incluso obtuvieron el reconocimiento internacional como La novela de Perón en 1985, una obra que surgió de las entrevistas que realizó al líder político, veinte años atrás, cuando él estuvo exiliado en la ciudad de Madrid.

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“Recordar siempre que el periodismo es, ante todo, un acto de servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, ser otro”. Decálogo del periodista según Tomás Eloy Martínez

De igual manera, el libro de Santa Evita publicado en 1995, es otra propuesta creativa entre el testimonio y la ficción, la cual es considerada como su mejor producción narrativa. A continuación escribiría Las memorias del general en 1996.

Durante su exilio, primero en Venezuela y después en Estados Unidos se dedicó a dirigir por largo tiempo el Programa de Estudios Latinoamericanos de la Rutgers University de New Jersey.

Por último, Eloy Martínez, escribió y publicó: El vuelo de la reina, novela con la cual obtuvo el Premio Alfaguara en el 2002. Las obras más recientes de su producción literaria son El cantor de tango de 2004 y Purgatorio de 2008.

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“Soy como escribo, soy lo que escribo”. El vuelo de la reina de Tomás Eloy Martínez.

“La ciudad era un espejo interminable donde las vidas se confundían y se repetían”. El vuelo de la reina de Tomás Eloy Martínez.

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“Sé que ya lo he dicho antes, pero no ceso de pensar que el verdadero laberinto de Buenos Aires es su gente. Tan cercana y al mismo tiempo tan distante. Tan uniforme por fuera y tan diversa por dentro”. El cantor de tango de Tomás Eloy Martínez.

El escritor finalmente regresó a Buenos Aires, ciudad que lo acogió y lo motivó a seguir con su vocación periodística, colaborando y formando parte de la Cooperativa de Periodistas Independientes, espacio que aprovechó para realizar la edición de la revista El Porteño y, al mismo tiempo, elaborar el suplemento literario Primer Plano del diario Página/12 de Buenos Aires, medio que dirigió hasta agosto de 1995.

Un apasionado hasta su muerte

Eloy Martínez contrajo matrimonio tres veces convirtiéndose en padre de siete hijos. Su última esposa fue Gabriela Esquivada, una experiodista de la revista Veintitrés, y escritora.

El 31 de enero de 2010, Tomás Eloy Martínez, falleció en Buenos Aires, Argentina, debido a un tumor cancerígeno en el cerebro que padeció por varios años.

En conclusión, podría decir, según mi punto de vista que Tomás Eloy Martínez vivió y amo intensamente; su trayectoria periodística y literaria nos revela un profundo fervor y entusiasmo por este oficio, el cual se aprende en el día a día, buscando la noticia o la historia que sucede en las calles y que habita en la memoria de sus testigos o principales protagonistas.

No obstante, la lección más importante que me deja este gran periodista y escritor, es ese ejemplo de trabajo serio, riguroso, respetuoso, comprometido con la ética y la verdad. Ser periodista significa servir a otros, dar la voz a los otros, porque ellos son los protagonistas de sus historias, de su propia vida y nosotros los periodistas sólo estamos ahí para ver, escuchar y narrar de la mejor manera esa realidad.

Y tú ¿cómo crees que se debe ejercer el periodismo?, ¿es posible con la inmediatez y otras condiciones que exigen los medios de hoy hacer un periodismo ético y responsable? Te invitamos a compartir tu opinión.

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